Es viernes y llegamos a Valdivia, dónde se respira un ambiente animado, bohemio y cultural y hay una gran colonia alemana. Probamos la cerveza de Valdivia, la Kunstmann, que está deliciosa. vamos al Alberge Latino (8 lucas la noche, 12 euros), que nos encanta, tanto por dentro como por fuera. Eso sí, los colchones, por llamarlos de alguna manera, son íncomodos y suena el agua de la cadena continuamente.
El sábado es el día grande de Valdivia, celebra su 451º aniversario. Tardamos en ponernos en marcha y a las 12 estamos probando las tostadas de Carppaccio en el mítico Café Haussmman. Unos chavales de once años chistosos, espabilados y con unos grandes sombreros se sientan con nosotros. Han venido desde Chiloé a participar en el clasificatorio de rodeo chileno. Vamos a verlo. Es curioso, lo grabé, ya os lo mostraré. Allí conocemos a Cristian, hijo de emigrantes alemanes que nos habla al reconocer nuestro acento.
Damos una vuelta por el parque Saval, que tiene una laguna llena de nenúfares sobre la que Juan hace tirolina mientras nosotras le observamos tranquilamente balanceándonos en una hamaca.
Listos para la Noche valdiviana encontramos que el espectaculo no es tal. Cuatro barcos iluminados y unos fuegos artificiales normales. Lo más bonito, las cientos de velas iluminadas en el río y las calles abarrotadas. Hay miles de personas, pero nosotros nos encontramos a las únicas que conocemos en Valdivia. Primero a Cristian, el mitad alemán y mitad chileno, con dos amigos. Nos invitan a una fiesta en una casa y a la orilla del lago y aceptamos. Nos metemos los seis en su coche y llegamos a la fiesta, donde nos encontramos a las chicas con las que compartimos habitación en el hostel. Vamos a carretear a la discoteca La Casona y de camino nos encontramos a Rigoberto y Constanza, los dos mochileros que recogimos de camino. Nos saludamos como los mejores amigos, con besos y abrazos, y compartimos cerveza y chocolate. Ya casi somos populares en Valdivia, los chilenos nos hacen sentir así. No hay fotos de esta noche.
Ahora estamos de camino a Puerto Varas, un poco más al sur, para culminar este primer y gran viaje. Las dos amigas del hostel se suben en nuestro Chery una parte del camino. También les ponemos Canteca, aunque no muestran tanto entusiasmo.
Feliz lunes de invierno a todos!