Almudena, 23 años, aspirante a periodista. En este blog publicaré todas las pequeñas y grandes experiencias que me apetezca compartir durante los seis meses que voy a vivir en Santiago de Chile. ¿Mi intención? Que todo al que le interese pueda seguirme el rastro esta mínima pero importante etapa de mi vida. ¿Mi deseo? Que me leáis y disfrutéis.

30 de junio de 2011

Democracia real = Educación



Por muy mal que estemos, desgraciadamente, siempre habrá quien esté peor que nosotros. Mientras en España nos hipotecamos para tener una vivienda en propiedad, aquí lo hacen para tener educación. Muchos de mis compañeros están en la Universidad a costa de pagar un crédito con interés comercial, que quien sabe cuando terminarán de pagar. El Estado cedió la competencia de la educación básica a los ayuntamientos, que no tienen dinero para pagarla, y menos las municipalidades más pobres. Eso se traduce en una sociedad sin educación, o con mala educación, que viene a ser lo mismo. Y eso, en una sociedad sin criterio que no vive una verdadera democracia. Pero, como tantos otros países, Chile ha vuelto a despertar, sobre todo los más jóvenes. Un día sí y otro también, salen a la calle para exigir lo que no se le debería negar a nadie: una educación gratis y de calidad. Y mientras, el Ministerio de Educación hace oídos sordos.






En todo el país, hoy la gente ha vuelto a salir a la calle para reivindicar esto. Gritaban lo mismo que yo cuando era una mocosa y ETA mató a Miguel Ángel Blanco: "El pueblo unido jamás será vencido". He llegado justo para ser testigo, primero del ambiente festivo y reivindicativo y, por último, de los intentos de los carabineros (la policía) de disolver la concentración. Unos niños de 16 años me cuentan cual es el siguiente paso, mientras corremos a cada ratito para evitar las las mangueras de agua a presión. Pasaran echando agua en los coches brindados, tanques diría yo, y a los queden en el suelo se los llevarán detenidos.


Y, cómo no, algunos se preparan para hacer frente a los antidisturbios recogiendo piedras del suelo.



Cómo dicen aquí, "va a quedar la caga". Creo que no hace falta que explique lo que significa. Todos vuelen a echar a correr y yo no paro hasta mi casa, que mi madre me quiere mucho.

15 de junio de 2011

La Campana






Este fin de semana pasé la noche a la intemperie en el Parque Nacional La Campana, que está a unas tres horas de Santiago, en la cordillera de la costa. Vi las montañas bañadas por el rojo del roble chileno y el cielo cambiar de color unas tres o cuatro veces en unos minutos. Y cuevas.






Llegó la noche, y la luna alumbraba casi como el sol.  Habíamos llegado a un claro, después de caminar unos siete kilómetros entre la vegetación. Los pájaros de la zona nos acecharon desde el atardecer, y de nuevo al amanecer. A las 10 de la noche ya estábamos metidos en el saco mirando esa brillante luna. Agua caliente con miel para calentar el cuerpo para la noche.




Pero, como es normal en esas condiciones, despertaba a cada rato. Una de las veces, la luna ya no nos alumbraba, se había escondido. Entonces, las estrellas brillaron. Despertamos mojados, por la condensación que produjo el calor de nuestro propio cuerpo. Desayunamos unos sanwiches que calentamos en nuestra pequeña cocinilla. Ya de día, vimos que el otro lado del parque está cubierto de palmas chilenas, e intentamos fotografiar sus siluetas en lo alto de los cerros. Otra vez agua con miel, y de vuelta a la entrada del parque, esta vez mucho más livianos y con la ayuda de la pendiente hacia abajo.



Dice Rodrigo que pasar una noche a la intemperie te hace crecer, al no tener un techo en el que resguardarte. En ese caso, me estoy haciendo grande en Chile.

Ya queda poco para mi regreso y para que cierre este blog. A los que me seguís aún, pasada la novedad, perdón por la cada vez menos frecuencia con la que que escribo y gracias por la compañía. Hoy se ha antojado volver para abrazar a mis abuelos, ¡un beso a los cuatro, que sé que me leéis!

¿Alguien había oído hablar alguna vez de los recursos culturales en un parque nacional?

2 de junio de 2011

Parece que están más cerca



Las estrellas. En el Valle del Elqui puedes encontrar uno de los cielos más diáfanos del mundo. Es la primera frase que he encontrado en Internet de este lugar, que está unos 500 kilómetros al norte de Santiago. Dicen que posee un magnetismo que provoca una energía especial en las personas. Y allí estuve yo el pasado fin de semana.

Diáfano: Que deja pasar la luz casi en su totalidad. Desgraciadamente, los días que yo estuve allí estaba algo nublado, y no pudimos ir al observatorio. Pero que tontería, no hace falta un observatorio para mirar las estrellas. Mi impresión al mirar al cielo fue que las estrellas estaban más cerca. Me di cuenta cuando encontré la Osa Mayor. Tenía que girar la cabeza del mango hasta el carro para verla bien. No entiendo porqué, quizá al pasar más la luz, parece que están más cerca. De hecho, este pensamiento pasó desapercibido por mi cabeza por absurdo, hasta que mi amigo Alonso dijo: -Parece que están más cerca. En realidad no lo están, pero ya sé que es una opinión compartida por alguien más que por mi misma.



En cuanto llegué a Pisco Elqui me sentí un poco como en casa. Bueno, no como en casa, como en mi tierra. Un pueblo con cuestas, casas bajas, algunas blancas. Una plaza con una iglesia. Y montañas sin apenas vegetación, como las nuestras, almerienses. Lo que nunca había hecho allí (en casa) es una cabalgata a caballo. Qué fácil fue manejar al animal. Bueno, no exactamente. Cuando yo intentaba que trotara no lo hacía, pero sí cuando le apetecía. Resolví que en realidad era justo que él hiciera lo que quisiera, siempre que no me tirará de su lomo. Y acabamos por llevarnos bien.




He de contaros la historia del nombre de este pueblo, en donde nos alojó la encantadora Gabriela en una casa idónea para disfrutar de los encantos del valle y de sus cálidas temperaturas diurnas. Antes de la llegada de los españoles se llamaba La Greda, después La Unión. En 1936 el parlamento aprueba cambiarle el nombre por Pisco Elqui para obtener la denominación de origen del Pisco, que es en realidad de origen peruano, aunque Chile es el principal exportador. Para los no iniciados, el pisco es una variedad del aguardiente. Por cierto, tuvimos tiempo de visitar la destilería Los Nichos, que tiene ese nombre porque las botellas se guardaban en una bodega en nichos, que representaban el lugar donde descansaban los colegas del dueño -todos masones- cuando morían de tanto beber -para luego resucitar, claro-. Allí, RRR, primer productor de pisco en Chile, les dedicaba unas poéticas palabras.






Por supuesto, aquí también había perros por todas partes. Y alcantarillas, y carteles de aseo curiosos para mis familiares los blogueros. Lo que pasa es que estoy en huelga porque no me publican nada de lo que les mando.



Viva el pepino español y, muy especialmente, el de Almería. Ánimo.

25 de mayo de 2011

Mecha encendida



Estoy sorprendida por la movilización de algunos jóvenes españoles. Menos, la verdad, por el cambio de color del mapa político después de las elecciones. Y utilizo "sorprendida" porque no tiene connotaciones, ni malas ni buenas, y a mí siempre me ha gustado ser un poco opaca.

Chile está viviendo también su propia revolución, como tantos otros países, España incluido. En el caso de Chile, la mecha se ha encendido por la aprobación del proyecto HidroAysén. Muy resumidamente, este proyecto, de Endesa, significa la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en la región de Aysén, en plena Patagonia chilena, que, por cierto, yo he recorrido. Sobre la conveniencia o no de la construcción de las represas, he encontrado una explicación aquí. Puesto que no tengo conocimientos para superar el razonamiento ahí expuesto, leerlo, si es que os interesa, canallas ;).





A donde yo quiero llegar es a que esta ha sido la mecha que ha sacado a la gente a la calle en Chile. Protestan también por el abandono de la educación universitaria y por las condiciones laborales. Porque, aunque habréis escuchado muchas veces que Chile es el país más desarrollado de latinoamérica, según un informe de la OIT, en Latinoamérica, sólo Bolivia supera a Chile en términos de desigualdad social. Y eso se nota.

Las manifestaciones de Chile han tenido algún eco internacional (reportaje elmundo.es) por el uso de los carabineros (los polis) de gases lacrimógenos, que han sido prohibidos, incluso, en Estados Unidos e Israel, países que los fabrican. De hecho, el ministerio de Interior de la República chilena llegó a prohibirlos hasta que se demostrase que no era dañinos. Tres días tardó en volver a permitir su uso en las manifestaciones. Para este viernes la próxima de las movilizaciones, que no cesan.

Que las cosas mejoren en Chile, que mejoren en España, que mejoren en el mundo. Que todo esto sirva para algo. Parece que estoy rezando.

Yo sigo muy bien. Siento el abandono al que he sometido a mi blog estos días. Cuando no tienes nada interesante que decir, es mejor callar.

Un beso muy fuerte a mi familia en este día, sobre todo a los maños. Bueno, y a mi mamá, mis tíos y mis abuelos.

17 de mayo de 2011

Emigrantes


Mendoza es el nombre de mi escritor español favorito. También de la ciudad argentina que he visitado este fin de semana. Provincia vinícola con casi dos millones de habitantes, es la cuarta más importante de la Argentina.

¿Porqué la he visitado? Resulta que a principios del siglo XX, como tantos otros españoles, dos hermanos de mi bisabuela, con unos 20 años, se lanzaron a "hacer las Américas". Uno como periodista y otro como comerciante, salieron adelante y formaron allí sus propias familias, extendiendo la raza Aznar -que nada tiene que ver con nuestro ex presidente- más allá del Atlántico.


Antonio Aznar, mi tío bisabuelo
Pepe Aznar (el de gafas), su hijo.

Mi abuela que, os recuerdo, es la abuela más moderna del mundo, recuperó, hace poco, el contacto con esta parte de su familia, que jamás volvió a España. Y, cómo no, estando yo a escasos kilómetros, me he acercado a conocerles. No he sido la primera, pues mi tío Chiqui estuvo el año pasado, pero sí la segunda, y espero que no la última.

No sé si alguna vez habéis visitado a un familiar con el simple pretexto de ser, precisamente, un familiar. Yo sí, cuando estuve en Canarias me presenté en la casa de la hermana de mi abuelo, la genuina tía Eva, y le expliqué que era nieta de su hermano Luís y que iba a pasar allí el verano trabajando. Así conocí a mis primos, con los que tanto me reí.

Así, el viernes me presenté en la casa de Ricardo Aznar,como la nieta de la hija de la hermana de Antonio Aznar, que,  por algún motivo desconocido, acabó en esta provincia argentina. Besos, abrazos, presentaciones, árboles genealógicos, fotos. Descubro a Juli y Memi. Tienen mi edad y comparto con ellas tatarabuelos. Tampoco es tan lejano el parentesco, ¿no?.

Mis nuevas primas y la esposa de Pepe, que murió.

Os animo a descubrir a nuevos familiares, sobre todo cuando estéis lejos de casa. Después de todo, la familia es la familia, y eso se nota. Gracias a Richard y a Graci por ofrecerme su casa como si -de hecho soy- fuese de la familia.

Ricardo, Graci, Juli y yo.

Ojalá mis tio bisabuelos no se sintieran identificados con esta canción si la hubiesen escuchado vida.

10 de mayo de 2011

Datos de interés

Algunas cosas que conviene saber sobre esta capital

- Diversas profesiones se practican en la calle. La que más me gusta es la de lustrador. Aunque tampoco está mal la de plastificador. También puedes ver tu futuro en las cartas.





- El confort (papel higiénico) no se tira por el WC
- La "v" se llama "b baja"
- El billete de micro (autobús) no se puede comprar al conductor, hay que tener una tarjeta con saldo para pagar. Si no tienes, normalmente el conductor te deja colarte.
- En las playas (al menos en las que yo he visitado) hay rutas de evacuación en caso de tsunami. También en todas he visto el alga cochayuyo, bastante fea pero con interesantes propiedades.




- Por calle venden unos deliciosos zumos de naranja naturales por 500 pesos.
- El metro a las 8 y media de la mañana es impracticable.
- Los periódicos se leen con dificultad.
- Cuando hables, lo chilenos sabrán que eres español altiro.
- La mayoría de los taxistas van a intentar timarte.
- Se deja un 10 por ciento de propina.
- La gente se saluda con un beso en la mejilla, nunca dos.

Además, informo, por si no ha llegado a España, de que ayer votaron el proyecto Hidroaysén en Coyhaique, el de las represas en la Patagonia. Se aprobó.


1 de mayo de 2011

¡Felicidades mami!


Felicidades a todas las madres, sobre todo a la mía, que para eso es la mía, y 12 veces madre. Te quiero mucho mi vieja!!

28 de abril de 2011

Patagonia Sin Represas



Estoy de nuevo en el aeropuerto de Balmaceda, después de recorrer la Región de Aysén. El hombre que me ha dado mi tarjeta de embarque me ha dicho que mi nombre es de catedral. No le falta razón, además, es la única persona que me he encontrado en Patagonia que conocía mi nombre.

Pero voy a continuar por donde me quedé.

Después de aquella tarde lluviosa del sábado, fuimos a cenar un rico y merecido salmón con una botella de vino blanco y, de nuevo, nos acostamos temprano. A la mañana siguiente, durante el desayuno -que consistió en panecillos, mermelada, té, café, queso, fiambre y mantequilla, como en todos los sitios en los que nos hemos hospedado- conocimos a John, que viajaba a Caleta Tortel. Nosotras también, decimos, pues veniros conmigo, nos propone, ¿porqué no?, respondemos.



Subimos a su camioneta, partimos, conversamos, tomamos fotos, observamos, comemos chocolate y llegamos a Tortel. Fundado hace 50 años, este pueblo no tiene ninguna calle. Sólo recorriendo las pasarelas de madera de ciprés puedes visitar el lugar. Parece que estamos en Tailandia, dice Ángela. Desde luego, es un sitio mágico. Nos sentamos en el muelle y contemplamos ese trocito del Pacífico.



Berta sale a nuestro encuentro y nos ofrece un buen almuerzo y alojamiento. Aceptamos. Recargamos las pilas y nos vamos a caminar. Abandonamos las pasarelas y nos acercamos al delta del río Baker, el más caudaloso de  Chile. Los 2,5 kilómetros de recorrido se hacen eternos, porque todo el sendero se había convertido en fango con la lluvia y no podemos confiar en las señales, son móviles.




Pero, como no, conseguimos regresar a casa de Berta. Vamos a llamar a Pascual, le digo a Ángela. Él es el guía que conocimos en Puerto Guadal, con el que queríamos organizar una excursión a Campo de Hielo Norte. Entonces, vamos en busca del único teléfono público de Tortel, donde no hay señal de móvil. Entre ellos se comunican con walki-talki -¿cómo se escribe eso?-.

Ya no hay luz, y Berta nos aconseja andar con linterna, pues hace tiempo que las farolas no funcionan, y las pasarelas son traicioneras, sobre todo si ha llovido. Llegamos a esa casa donde uno puede comunicarse con el resto del mundo. Hay una cola de una hora, nos dice el poderoso dueño del mágico aparato. Bueno, vamos a dar una vuelta y volvemos para llamar a Pascual. Nos dice que cree que ha encontrado a gente para que haga la excursión con nosotros, pero no puede comunicar con ellos hasta mañana, porque viven en Beltrán, donde tampoco hay señal de móvil y el teléfono público no abre los feriados. En fin, confiamos en que lo consiga y nos vamos a dormir.

A la mañana del lunes cogemos el bus de vuelta a Cochrane. Pascual lo ha conseguido, tenemos excursión, asíque esa noche teníamos que dormir en Puerto Beltrand para juntarnos temprano al día siguiente. Pero ya no hay autobuses, sólo queda la opción de hacer dedo. Antes que nada, advertir a mi madre, a mi abuela, y a mi hermana pequeña que es una forma habitual y segura de viajar por la carretera Austral.



Después de un par de horas, encontramos un auto que va hasta allí y nos puede llevar. Así que recorremos de nuevo esa parte de la Austral, esta vez dirección norte. Esta carretera comunica desde los años 70 toda la región. Tiene una gran historia que fascinó a mi tío Chiqui, que la ha recorrido durante dos meses y ha escrito un libro sobre ella.



Llegamos a Beltrand, objetivo conseguido. Sólo nos queda confiar en que Pascual venga a por nosotros a la mañana siguiente a la casa de Carmen, aunque ni siquiera le concretamos donde nos hospedaríamos, aunque no hay muchas opciones. Y, efectivamente, todo pasa como tiene que pasar. Sin móviles y sin internet, hemos conseguido ponernos de acuerdo seis personas para hacer una excursión al glaciar Los Leones.

Nos levantamos de noche, nos abrigamos, desayunamos y partimos. Mala suerte, está lloviendo. Pero altiro Pascual encuentra un trébol de cuatro hojas, buen presagio. Caminamos 10 kilómetros que se hacen un poco largos. Nuestros pies están empapados. Bueno, más bien, todo está empapado. Deja de importar meter el pie en los charcos. Es otoño y todo es rojo, amarillo y verde.



En tres largas horas llegamos a la orilla del lago los Leones. No vemos el glaciar, hay mucha niebla, pero está ahí. Vamos a una cueva, hacemos fuego y nos sacamos las cosas mojadas para intentar secarlas. Pero es imposible, tendríamos que estar horas y horas junto al fuego.


No sé si vamos a poder navegar para acercarnos al glaciar, dice Pascual, el tiempo está muy malo. Nuestro rostro se llenó de decepción. Nosotras queremos ir, aunque estamos mojadas y heladas. Finalmente, vamos.

Y llegamos. De repente, no hay niebla, ni lluvia, ni siquiera frío. Yo, al menos, dejé de sentirlo, y eso que delante tenía una montaña de hielo. De vez en cuando, veíamos desprendimientos. Asustan un poco, sobre todo por el ruido, pero no es peligroso, dice Pascual. Nosotras ya confiamos en él ciegamente. Nos ha llevado hasta allí. Cogemos un trozo de hielo milenario y nos echamos un copete de whisky. Este trago, mamá, sólo fue para la foto.





Ahora toca la vuelta. Seguimos empapados, pero, si los 10 kilómetros de ida se hicieron largos, los de vuelta se hicieron cortos. No sentí ni cansancio, ni frío. Y metía el pie en los charcos con cierta satisfacción. Se hace de noche, encendemos las linternas y seguimos caminando. Si paramos, vendrá el frío. Y es mejor la fatiga que el frío. Encontramos un árbol repleto de riquísimas manzanas que nos dan energía para el camino. Llegamos al auto, una hora más de camino, llegamos a la casa de Carmen. Rápidamente me saco los zapatos y los calcetines. Hacía tiempo que había dejado de sentir los pies. Es un alivio estar seca y junto al fuego.

Pero aún no ha acabado el día. Son las 11, nos ponemos ropa seca y nos vamos a casa de Pato a hacer un asado. Estamos hambrientes. Pasamos una agradable velada en la que nos reímos de los que hemos sufrido, hablamos de la Patagonia y de la amenaza de las represas, de como es vivir en un sitio en el que no tienes señal de teléfono y hay unos centenares de vecinos. Hay quien no necesita más.

Al día siguiente viajamos de vuelta a Coyhaique, llamamos a John, que no duda en alojarnos en su casa, encendernos la estufa y darnos algo de comer. Salimos a tomar una cerveza, cantamos en el karaoke y a dormir.

Mi hermana Belencita ha cumplido 13 años y no la he llamado. ¡Feliz no cumpleaños tesoro, te echo de pena!