Por muy mal que estemos, desgraciadamente, siempre habrá quien esté peor que nosotros. Mientras en España nos hipotecamos para tener una vivienda en propiedad, aquí lo hacen para tener educación. Muchos de mis compañeros están en la Universidad a costa de pagar un crédito con interés comercial, que quien sabe cuando terminarán de pagar. El Estado cedió la competencia de la educación básica a los ayuntamientos, que no tienen dinero para pagarla, y menos las municipalidades más pobres. Eso se traduce en una sociedad sin educación, o con mala educación, que viene a ser lo mismo. Y eso, en una sociedad sin criterio que no vive una verdadera democracia. Pero, como tantos otros países, Chile ha vuelto a despertar, sobre todo los más jóvenes. Un día sí y otro también, salen a la calle para exigir lo que no se le debería negar a nadie: una educación gratis y de calidad. Y mientras, el Ministerio de Educación hace oídos sordos.
En todo el país, hoy la gente ha vuelto a salir a la calle para reivindicar esto. Gritaban lo mismo que yo cuando era una mocosa y ETA mató a Miguel Ángel Blanco: "El pueblo unido jamás será vencido". He llegado justo para ser testigo, primero del ambiente festivo y reivindicativo y, por último, de los intentos de los carabineros (la policía) de disolver la concentración. Unos niños de 16 años me cuentan cual es el siguiente paso, mientras corremos a cada ratito para evitar las las mangueras de agua a presión. Pasaran echando agua en los coches brindados, tanques diría yo, y a los queden en el suelo se los llevarán detenidos.
Y, cómo no, algunos se preparan para hacer frente a los antidisturbios recogiendo piedras del suelo.
Cómo dicen aquí, "va a quedar la caga". Creo que no hace falta que explique lo que significa. Todos vuelen a echar a correr y yo no paro hasta mi casa, que mi madre me quiere mucho.