Almudena, 23 años, aspirante a periodista. En este blog publicaré todas las pequeñas y grandes experiencias que me apetezca compartir durante los seis meses que voy a vivir en Santiago de Chile. ¿Mi intención? Que todo al que le interese pueda seguirme el rastro esta mínima pero importante etapa de mi vida. ¿Mi deseo? Que me leáis y disfrutéis.

2 de marzo de 2011

De asado en asado


Puerto Varas, nuestra última parada. Más volcanes, lagos y cataratas. Llegamos a las 4 de la tarde, un ratejo en la playa y subimos a ver los saltos del Petrohué. Tienen poca agua, pero aún así es bonito ver como el agua pasa entre las rocas, con el volcán Osorno detrás. Cenamos un buen salmón y nos vamos a dormir, otra vez estamos muertas. Juan no, es inagotable.


Al día siguiente nos cuesta mucho madrugar, pero nos espera el río Petrohué y unos cuantos chilenos para hacer rafting. No tengo fotos, una pena, igual me las pasa nuestro uno de los chicos que nos llevó. Siete personas subidas en una balsa, con un remo cada una. El río tranquilo hasta que llegamos a un rápido, en el que tenemos que luchar contra el agua y a la vez intentar mantenernos dentro de la balsa, caerse es medio peligroso, aunque nos han explicado el protocolo de supervivencia. En total, siete rápidos, los más divertidos los tres últimos. En el último volcamos la balsa aposta, hay que probarlo todo.

Acaba la excursión y ya hemos planeado un asado (una barbacoa) en la casa de uno de los chilenos. Pasamos por el super a por carne, cerveza y pisco y vamos al lío. Me doy cuenta de que somos a la vez parecidos, a la vez diferentes. Ellos tienen más o menos nuestra edad, pero muchos tienen hijos y mujer. Cayendo la noche cambiamos de asado, al que habían organizado en nuestro hostel. Guitarra, cantautores espontáneos y alguna que otra disputa entre franceses y chilenos. Me agoto y me voy a dormir.




El martes nos pasamos el día en la carretera, de vuelta a Santiago. Más de 1.000 kilómetros, pero somos tres conductores, podemos hacerlo. Eso sí, nos molestan las agujetas de ayer y pagar tantos peajes. Llegamos a la capital a la una, a un nuevo hostel, nuestro noveno hogar estos intensos días.


El miércoles visitamos una nueva casa y decidimos quedarnos a vivir, por lo menos un mes para probarla. Viven 15 estudiantes de diferentes países, hay dos cocinas, cuatro cuartos de baño, muebles viejos y una litera para Ángela y para mi. Creo que a mi madre no le gusta la idea, pero vamos a probarla. Sólo son cinco meses, después de todo. ¿Qué es eso de una vida entera de comodidades? Poca cosa.

Qué calor hace en Santiago.

5 comentarios:

  1. Chiquilla qué gustazo ver y leer cómo te comes el mundo (el Nuevo) entre asado y asado. Pura vida... Ole las guapas!

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  2. Lo mejor del rafting, sin duda, es el protocolo de supervivencia.

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  3. Esa idea no le gusta ni a tu madre ni al que asó la manteca

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  4. Hola alñu, te gusta esa casa xq se parece a la remonta, pero con mas baños y cocinas.

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  5. Jajajajaja, nos hemos ido, la remonta, una patena al lado de esa casa.

    Aiiiins Rafuchis!! Muuas!

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